El pez en el acuario: "Objeto o víctima"?
Publicado: Mar, 28 Mar 2006, 14:36
…me perdonarán que sea un poco extenso hoy pero parece que ando inspirado…
Cuando recién comencé con esta afición, lo hice por sugerencia de un amigo. Poseía un pequeño estanque al que nunca le había dado un uso muy interesante. Alguien me sugirió que le pusiera algunos peces que se podían capturar en un pequeño estero cercano a mi casa. Creo que eran los comúnmente conocidos como “chanchitos” o “toritos”. Fuimos donde él dijo y trajimos nada menos que 37 de ellos. El estanque no era demasiado grande de modo que la mayoría de ellos murió al poco tiempo… pero algunos quedaron y uno de ellos vivió nada menos que 10 años en dicho estanque. Cuando murió, no dejé de ponerme triste. Era una de las mascotas que más me había durado.
Poco tiempo después de eso ocurrió un curioso accidente: Iba manejando mi auto y de pronto vi una piedra en el camino que, extrañamente, se movía. Adivinando ya que correspondía a una especie de ser vivo, evité atropellarlo y fue una buena sorpresa el constatar que era una tortuga verde que en las patas tenía algo parecido a membranas como los patos. Si la dejaba allí, obviamente, otro auto le pasaría las ruedas por encima y la mataría así que la llevé a mi casa. No hay ni que hacer notar la revolución que provocó su llegada en mis, por entonces, 3 hijas: Todo un acontecimiento.
No tenía idea de qué comía o cómo debía mantenerla así que me puse a buscar en Internet con lo que encontré varios datos de ella. Era una tortuga de orejas rojas (que aún hoy está conmigo) y logré averiguar los cuidados que requería. Entre ellos, tuve que comprar un acuario en un supermercado el que venía con todo lo necesario (el típico pack). Algo muy muy bueno, que hasta el día de hoy agradezco, es que con el pack venía un libro bastante bueno aunque no muy específico sobre acuariofilia. Sólo por deporte lo leí y de allí en adelante la historia puede ser la misma que muchos de Uds.: Ya tengo 6 acuarios, el mayor de ellos de 700 litros…
Algo importante que ha variado en todo este tiempo es la finalidad de tener estos bichos. Por supuesto, en un principio (fácilmente adivinable), era el placer de tener a estos escamosos tan lindos en el salón de mi casa. Pero a poco andar aparecieron nuevas cosas interesantes y las ganas de que la actitud ante los sistemas biológicos se generalice a un “respeto por sistemas naturales más grandes y complejos”. Era como cuidar a un pequeño planeta. Hasta el polvo que les cae encima puede ser materia de contaminación: Aún estoy luchando con una explosión de algas producto de dejar uno de ellos destapado pues “se veía más lindo así”. Con todo el cuidado que se les debe brindar ahora lo pienso tres veces antes de contaminar por comodidad cualquier curso de agua. Aún recuerdo cuando no tenía demasiados escrúpulos en tirar a un curso de agua algún desecho que me estuviese molestando en ese momento. Ahora, con lo crítico que sé que es la contaminación, lo pienso dos veces: “Cuántos de los bichos que viven en este río o charco pueden morir porque a mi, cómodamente, se me ocurre botar lo que queda de la coca cola que estoy tomando en él?”.
Por último, si me da pena hacer sufrir o matar a estos seres vivos, se me ocurrió, o lo sentí así, que pudiese no estar haciendo algo totalmente bueno con los peces y criaturas de mi acuario. Particularmente, me asaltó en la conciencia la siguiente lectura del libro “Plantas de Acuario” de Kaspar Horst:
El Pez en el acuario: Objeto o víctima?
…se han realizado estadísticas de los millones de peces vendidos o criados o importados. Estos estudios han llegado a la conclusión de el promedio de vida de un pez de acuario es de 9.5 meses.
Estas cifras son al mismo tiempo asombrosas y aterradoras. Ellas nos demuestran dos cosas: El gran interés de la gente en observar, cuidar y disfrutar de los peces de acuario. Pero en segundo lugar indican la incapacidad de mantenerlos sanos durante largo tiempo y de darles una esperanza de vida casi natural, como sucede hoy en día con perros, gatos y otros animales domésticos.
Las preguntas interesantes que me hice en esos momentos (y que, si lo desean, pueden hacerse Uds. También) son:
1.- ¿Cuál es el promedio de vida de mis peces de acuario?
2.- ¿Cuál es ese mismo promedio de vida en “condiciones naturales”?
…como es fácil de comprobar en la mayoría de los casos, la primera cantidad es menor que la segunda. Entonces…
Tengo derecho a tenerlos aquí sufriendo y acortando su vida solo para un deleite personal y estético?
En realidad, esta última pregunta es un poco obtusa pues no solo por estética es que tenemos a nuestros bichos en los acuarios. Ya observé que se desprenden de esta actividad varios sentimientos de cuidado a la naturaleza que no se dan fácilmente en el ser humano común (prueba de ello es el estado actual de la biosfera). Pero seamos simplistas, por un momento:
Recuerdo a uno de mis primeros escalares que murió por una hidropesía bastante lenta al que finalmente tuve que practicar eutanasia pues los caracoles ya se lo estaban comiendo cuando aún no moría, un pez cuchillo que nunca pude hacer comer y que, finalmente, murió de hambre, hermosos peces “hacha” que se escapaban del acuario saltando de él hasta por las minúsculas separaciones entre las tapas de los vidrios muriendo lentamente ahogados encima del vidrio y quedando finalmente secos por el calor de la iluminación.
Quizás, he pensado, y es lo que quería compartir con Uds., habría que redefinir nuestra pasión: El tratar que los períodos de vida de nuestros peces sean lo más parecido posibles a los naturales. Hasta podríamos ponernos una meta: No más de 20% de acortamiento de su vida?.... o alguien se atreve con el 10%.
Es un bonito desafío… y un poco más justo para con estos hermosos seres que nos han llenado más de un momento de vacío en nuestras vidas.
Saludos.
Cuando recién comencé con esta afición, lo hice por sugerencia de un amigo. Poseía un pequeño estanque al que nunca le había dado un uso muy interesante. Alguien me sugirió que le pusiera algunos peces que se podían capturar en un pequeño estero cercano a mi casa. Creo que eran los comúnmente conocidos como “chanchitos” o “toritos”. Fuimos donde él dijo y trajimos nada menos que 37 de ellos. El estanque no era demasiado grande de modo que la mayoría de ellos murió al poco tiempo… pero algunos quedaron y uno de ellos vivió nada menos que 10 años en dicho estanque. Cuando murió, no dejé de ponerme triste. Era una de las mascotas que más me había durado.
Poco tiempo después de eso ocurrió un curioso accidente: Iba manejando mi auto y de pronto vi una piedra en el camino que, extrañamente, se movía. Adivinando ya que correspondía a una especie de ser vivo, evité atropellarlo y fue una buena sorpresa el constatar que era una tortuga verde que en las patas tenía algo parecido a membranas como los patos. Si la dejaba allí, obviamente, otro auto le pasaría las ruedas por encima y la mataría así que la llevé a mi casa. No hay ni que hacer notar la revolución que provocó su llegada en mis, por entonces, 3 hijas: Todo un acontecimiento.
No tenía idea de qué comía o cómo debía mantenerla así que me puse a buscar en Internet con lo que encontré varios datos de ella. Era una tortuga de orejas rojas (que aún hoy está conmigo) y logré averiguar los cuidados que requería. Entre ellos, tuve que comprar un acuario en un supermercado el que venía con todo lo necesario (el típico pack). Algo muy muy bueno, que hasta el día de hoy agradezco, es que con el pack venía un libro bastante bueno aunque no muy específico sobre acuariofilia. Sólo por deporte lo leí y de allí en adelante la historia puede ser la misma que muchos de Uds.: Ya tengo 6 acuarios, el mayor de ellos de 700 litros…
Algo importante que ha variado en todo este tiempo es la finalidad de tener estos bichos. Por supuesto, en un principio (fácilmente adivinable), era el placer de tener a estos escamosos tan lindos en el salón de mi casa. Pero a poco andar aparecieron nuevas cosas interesantes y las ganas de que la actitud ante los sistemas biológicos se generalice a un “respeto por sistemas naturales más grandes y complejos”. Era como cuidar a un pequeño planeta. Hasta el polvo que les cae encima puede ser materia de contaminación: Aún estoy luchando con una explosión de algas producto de dejar uno de ellos destapado pues “se veía más lindo así”. Con todo el cuidado que se les debe brindar ahora lo pienso tres veces antes de contaminar por comodidad cualquier curso de agua. Aún recuerdo cuando no tenía demasiados escrúpulos en tirar a un curso de agua algún desecho que me estuviese molestando en ese momento. Ahora, con lo crítico que sé que es la contaminación, lo pienso dos veces: “Cuántos de los bichos que viven en este río o charco pueden morir porque a mi, cómodamente, se me ocurre botar lo que queda de la coca cola que estoy tomando en él?”.
Por último, si me da pena hacer sufrir o matar a estos seres vivos, se me ocurrió, o lo sentí así, que pudiese no estar haciendo algo totalmente bueno con los peces y criaturas de mi acuario. Particularmente, me asaltó en la conciencia la siguiente lectura del libro “Plantas de Acuario” de Kaspar Horst:
El Pez en el acuario: Objeto o víctima?
…se han realizado estadísticas de los millones de peces vendidos o criados o importados. Estos estudios han llegado a la conclusión de el promedio de vida de un pez de acuario es de 9.5 meses.
Estas cifras son al mismo tiempo asombrosas y aterradoras. Ellas nos demuestran dos cosas: El gran interés de la gente en observar, cuidar y disfrutar de los peces de acuario. Pero en segundo lugar indican la incapacidad de mantenerlos sanos durante largo tiempo y de darles una esperanza de vida casi natural, como sucede hoy en día con perros, gatos y otros animales domésticos.
Las preguntas interesantes que me hice en esos momentos (y que, si lo desean, pueden hacerse Uds. También) son:
1.- ¿Cuál es el promedio de vida de mis peces de acuario?
2.- ¿Cuál es ese mismo promedio de vida en “condiciones naturales”?
…como es fácil de comprobar en la mayoría de los casos, la primera cantidad es menor que la segunda. Entonces…
Tengo derecho a tenerlos aquí sufriendo y acortando su vida solo para un deleite personal y estético?
En realidad, esta última pregunta es un poco obtusa pues no solo por estética es que tenemos a nuestros bichos en los acuarios. Ya observé que se desprenden de esta actividad varios sentimientos de cuidado a la naturaleza que no se dan fácilmente en el ser humano común (prueba de ello es el estado actual de la biosfera). Pero seamos simplistas, por un momento:
Recuerdo a uno de mis primeros escalares que murió por una hidropesía bastante lenta al que finalmente tuve que practicar eutanasia pues los caracoles ya se lo estaban comiendo cuando aún no moría, un pez cuchillo que nunca pude hacer comer y que, finalmente, murió de hambre, hermosos peces “hacha” que se escapaban del acuario saltando de él hasta por las minúsculas separaciones entre las tapas de los vidrios muriendo lentamente ahogados encima del vidrio y quedando finalmente secos por el calor de la iluminación.
Quizás, he pensado, y es lo que quería compartir con Uds., habría que redefinir nuestra pasión: El tratar que los períodos de vida de nuestros peces sean lo más parecido posibles a los naturales. Hasta podríamos ponernos una meta: No más de 20% de acortamiento de su vida?.... o alguien se atreve con el 10%.
Es un bonito desafío… y un poco más justo para con estos hermosos seres que nos han llenado más de un momento de vacío en nuestras vidas.
Saludos.